He decidido comenzar con este proyecto, es algo sencillo pero quiero aportar mi manera de ver las cosas.
En casa compartimos una visión respecto a las mentes diferentes, también llamadas neurodivergentes. A veces hay un diagnóstico de por medio, a veces no.
A veces es solo gente que es… ¿cómo decirlo? Diferente. Y me pregunto: si hubieran nacido en otra época, ¿tendrían un diagnóstico? ¿O serían simplemente los inadaptados de la escuela?
¿Por qué creamos este blog?
Todo el tiempo me topo con situaciones donde la visión común sobre la neurodivergencia me deja pensando. Me gusta explorarlas, cuestionarlas y verlas desde otro enfoque.
Me gusta cuestionar y desafiar las ideas establecidas, hay muchas que me parecen absurdas. Como esta obsesión con “normalizar a las personas neurodivergentes” (masking).
¡Ese es el peor enfoque posible! Es como decir: “Mira, sé que eres rarito… pero pon esta máscara de persona normal y finge que te encanta hablar de cosas triviales en reuniones sociales, así nadie se sentirá incómodo”.
Este blog no tiene un enfoque médico o clínico. Simplemente es una forma de ver el mundo y reflexionar basada en experiencias reales.
Más que una etiqueta, es una forma de pensar.
La neurodivergencia no es sólo un diagnóstico, mucho menos es una enfermedad. Es un cerebro estructuralmente idéntico, pero funcionando de manera distinta.
Es algo que aún no entendemos al 100% pero ahí está y es la realidad de muchos.
¿Es una discapacidad? Si, en algunos casos lo es. Hay personas para quienes el mundo no está diseñado y esto les impide vivir una vida plena.
Pero en otros casos… es un superpoder. Una manera única de ver y experimentar la vida.
Así que, ¿qué es?, ¿una dificultad o un superpoder? Yo creo que ambas. Depende de los desafíos y las herramientas de cada quién.
Lo que nos parece absurdo
1. El “duelo” de los padres
Padres que mencionan tener un “duelo” al momento de recibir el diagnóstico de su hijo y lo viven como si hubieran recibido un diagnóstico terminal.
“¡¿Qué?! ¡¿Mi hijo es neurodivergente?! Pero si yo ya tenía planeado su vida entera antes de que naciera: iba a ser presidente o senador, jugar fútbol, ser médico, casarse con alguien ‘normal’ y darme nietos neurotípicos perfectamente alineados con las expectativas de la sociedad. ¡Ahora todo está arruinado!”
El único duelo es con la larga lista de expectativas que tienen sobre su hijo incluso antes de que nazca.
2. Diagnosticar TDAH en lugar de Autismo
Esto es un clásico. Hay psicólogos que, en lugar de decirle a un padre que su hijo es autista, le dicen:
“Mmm… ¿qué tal si mejor le ponemos TDAH?” Así lo dejarán entrar a la escuela.
¿Por qué? Porque el autismo todavía suena demasiado fuerte para muchos. Como si fuera algo que hay que ocultar bajo la alfombra.
Yo entiendo que la gente común tenga ideas equivocadas sobre neurodivergencia. Como dice la frase: “Todos somos ignorantes, solo que no ignoramos las mismas cosas.”
Pero si un psicólogo especializado en diagnosticar, que se supone que estudió años para esto, no puede diferenciar entre un diagnóstico y otro… ¿entonces qué estamos haciendo aquí?.
3. La inclusión forzada
La inclusión forzada es otro concepto mal entendido. Es esa cosa donde la gente se felicita a sí misma porque “permite” que alguien esté ahí.
Como si abrirle la puerta a alguien en una fiesta significara que automáticamente la estará pasando bien.
Incluir no es solo dejar entrar. Es adaptar, hacer ajustes reales y sobre todo ser empáticos y entender cómo podemos ayudar a las personas que la experiencia que están viviendo puede presentar un desafío.
¿Que puedes esperar de este Blog?
La neurodivergencia no es una opinión. No es un estado de ánimo. No es un estilo de vida. Ni es un Tendring Topic. Es un hecho biológico que se presenta en millones de personas.
Se estima que entre un 15 y 20% de la población es neurodivergente en algún nivel. Eso significa que 1 de cada 5 personas percibe la realidad de una manera distinta a la norma.
Los cerebros neurodivergentes son estructuralmente iguales, pero procesan la información de manera diferente.
Y seguimos diseñando el mundo como si todos fueran iguales.
Hablaremos de situaciones cotidianas desde una perspectiva reflexiva y por qué no, irónica y crítica. No para que estemos de acuerdo, sino para pensar, cuestionar y entendernos mejor.
La idea no es pretender que todos somos iguales ni decir que “en el fondo, todos somos un poco neurodivergentes”.
Hay cerebros que funcionan diferente, y eso no se arregla con buena actitud ni con discursos motivacionales.
Se trata de entender esas diferencias y dejar de forzar a la gente a encajar donde no encaja.
Bienvenido a Casa 8
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